El juego es otra forma de educar a nuestro perro de manera divertida. A través del juego mejoraremos el vínculo con nuestro peludo. Además proporcionaremos una vía de escape a su energía acumulada. El momento del juego es fundamental en la vida del perro. Esto es debido al instinto de caza que todos los individuos tienen en mayor o menor medida. Hay que destacar que el juego no es simplemente una actividad física para nuestros amigos debemos ir más allá y convertirla también en una actividad cognitiva.
También es decisivo para el desarrollo de la personalidad canina, mantenerse activo física y mentalmente y para sus habilidades sociales. Los perros necesitan jugar prácticamente durante toda su vida. Mediante el juego podemos enseñar a nuestro perro a gestionar sus emociones, a ganar seguridad en sí mismo, autocontrol y a mejorar su concentración. También podemos enseñarle ejercicios de obediencia básicos y avanzados, habilidades caninas y una infinidad de cosas que nos resultarán muy beneficiosas para su día a día.
Jugar con nuestro perro, no sólo consiste en lanzar una y otra vez la pelota. De esa manera lo único que conseguimos es provocarle estrés e incluso obsesiones. El juego es un momento de alto nivel de excitación para los perros, por eso es muy importante saber canalizar correctamente los instintos caninos y mantener un nivel adecuado de estrés para no provocar obsesiones.
Cuando juguemos con nuestro perro es necesario saber cómo motivarlo de forma adecuada sin llegar a la sobreexcitación ya que, a esos niveles emocionales, no hay aprendizaje. También es importante realizar tipos de juego que favorezcan su educación. Jugar con nuestro perro es una de la mejores actividades que podemos hacer para fortalecer el vínculo, mejorar la comunicación con él y enseñarle a controlar sus impulsos (autocontrol).